jueves, 12 de junio de 2014

* LIGHTNIN´ HOPKINS * (1912 - 1982)

Un rayo de blues

Con apenas ocho años, Sam John Hopkins supo que su suerte estaba echada. Corrían aires de blues en Texas y era imposible hacer oídos sordos a la llamada del destino. Un día vio la luz en el transcurso de una comida campestre cel  (1897 - 1929), con su voz de blues y una guitarra acústica, estaba allí para mostrarle su propio futuro. Aquel ciego de nacimiento, que también se ganaba la vida actuando en las calles de Dallas y de otras ciudades texanas, acabaría siendo el Padre del Blues de Texas. Él también fue la gran inspiración del pequeño Hopkins. Poco tardó en dejar la escuela y entregarse al aprendizaje del blues de la mano de su primo Alger Texas Alexander (1900 - 1954). Ciudades del este texano como Buffalo, Brenham, Palestine, Leona y Crockett fueron escenario de su desarrollo artístico.
Ya en 1920, Hopkins se casó con una jóven llamada Elmer, y fijó su residencia en Leona. Eran tiempos duros de trabajo diario en los algodonales y maizales. Al menos los viernes y sábados por la noche podía escaparse a los improvisados bailes que solían organizarse en las plantaciones y las granjas para dar rienda suelta a su propio lenguaje musical.
En 1939, Hopkins abandonó a su mujer y a sus cuatro hijos y se fue a Houston, donde no tardaría en conocer a Antoinette Charles. Con ella vivió hasta el final de su vida. Tuvo varios trabajos temporarios hasta que, un buen día, decidió apostar a la música y vivir plenamente de ella. 
El blues de Hopkins sonaba irresistible para su fiel público de la calle, que siempre podía moverse al ritmo del popular Trouble in Mind (1924) de Richard M. Jones (1892 - 1945) o del brillante See that My Grave is Kept Clean (1927) de Blind Lemon Jefferson, transformado en One Kind of Favour en su versión particular.
Así era aquel tiempo de blues callejero: picoteaban unos de otros, saboreaban la improvisación, dejaban que las palabras se las llevara el viento o cayeran bajo el rayo de sol.
Corría 1946 cuando Lola Anne Cullum, una cazadora de talentos de la discográfica Aladin de Los Angles, cazó otra pieza mayor en el Third Ward de Houston: allí aparecía Hopkins a diario, y ella no erró el tiro. Antes de que su primer 78 rpm saliera a la venta, un ejecutivo de la compañía tuvo la brillante idea de poner delante de su apellido un apodo impactante con objeto de vender mejor el producto. Así, Sam pasó a ser Lightnin´ Hopkins.
De 1946 a 1951 llegó a grabar casi 200 canciones para varias compañías grabadoras de discos. A caballo de una pequeña sección rítmica, con bajo y batería, o armado simplemente de su guitarra acústica y su voz, Lightnin´ Hopkins grabó lo que se le antojaba, aunque se tratara de la misma canción nunca sonaba igual, abierto a la libre inspiración de un momento a otro. Era un contador de historias impenitente que tenía el don de entretener a la gente de su entorno, aparentando siempre la misma seguridad en sí mismo. "Todo lo que hago está bien", decía sin la menor modestia.
Los años sesenta fueron imborrables para Lightnin´ Hopkins. Desde los conciertos que brindó a lo largo y a lo ancho de los Estados Unidos hasta el haber llevado adelante su primera gira europea con el American Folk Blues Festival en 1964.
El artista finalmente disfrutaba de la admiración de todos, la que se vería reflejada a escala popular en el documental The Blues Accordin´ to Lightnin´ Hopkins (1967) del cineasta Les Bank. Ya en la década siguiente, volvió a su lugar en el mundo: el Third Ward. Llegó íntegro en ese viaje a través del tiempo, sin verse obligado a abandonar la rutina de la bebida y el juego, contando historias espontáneamente y grabando muy de vez en cuando.
En 1979 volvió a presentarse en el célebre Carnegie Hall de Nueva York; eso si, subió al escenario bien provisto de cerveza texana y acompañado de otras leyendas de la música: John Lee Hooker, Clifton Chenier y David Honeyboy Edwards.
Fue su última gran reunión de blues. El 30 de enero de 1982, Lightnin´ Hopkins pasó a mejor vida en Houston.

- DISCOGRAFIA BASICA -


 1959 - Lightning´ Hopkins

Sam Charters tuvo el mérito de convencer a Hopkins, con una botella de ginebra de regalo, para que grabara este álbum de 10 canciones con un solo micrófono en su departamento de Houston. Se destacan los clásicos Penitentiary Blues, Reminiscences of Blind Lemon y See That My Grave is Kept Clean.











 1962 - How Many More Years I Got

Sonido de combo familiar on el liderazgo de Hopkins, en compañía de Donald Cooks (bajo), Buster Picklens (piano), Spider Kilpatrick (batería) y Billy Bizor (arpa). De los 19 temas, dos son subimes: Mojo Hand y Mama Blues.













 1966 - Soul Blues

Diez canciones grabadas en estudio el 4 y el 5 de mayo de 1964. Con un primer tema potente, I´m Going to Build me a Heaven of My Own, en el que un hombre barbudo asegura ser Jesucristo. Del cielo a la tierra de Rocky Mountain Blues, Too Many Drivers y Black Ghost Blues.











1993 - The Swarthmore Concert

Edición que incluye el concierto de Hopkins en 1964. Aires rerescantes en 13 temas en total, desde Baby Please Don´t Go a 
I´m a Stranger, pasando por Short Haired Woman, My Black Cadillac y Sun Goin´ Down.











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